sábado, 7 de mayo de 2011

Resuelto el enigma de las torres gemelas


Rebelión...07/05/2011

La ridícula farsa que trasciende de la noticia sobre el asesinato de Osama Bin Laden permite dar entero crédito a la versión de que la guerra contra el terror que desató la élite del poder de Estados Unidos contra el mundo ha sido una gran mentira de principio a fin. Insulta la inteligencia humana que se pretenda hacer creer que el hombre más buscado por la potencia militar tecnológicamente más avanzada del planeta viviera tranquilamente, con su esposa y algunos hijos menores, en una mansión de Abbottabad, muy cerca de Islamabad, capital de Pakistán, un país que es estrecho aliado de Washington, a 3 kilómetros de una importante academia militar.

Mucho más cuando se informa que fue baleado, desarmado y solo, por un comando especializado estadounidense transportado en helicópteros que asaltó su morada, cuando pretendió resistirse al arresto, y que su cadáver había sido lanzado al mar porque presentaba un aspecto muy desagradable y podría servir para nuevas amenazas a la seguridad de los Estados Unidos.

Cuando, el 2 de mayo de 2011, el presidente Obama informó que Estados Unidos había llevado a cabo “una operación que mató a Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda”, se cerraba el capítulo final de una de las más repugnantes simulaciones de la historia.

No cabría calificar de comedia una tragedia que costó la vida, inicialmente, de unos tres mil civiles estadounidenses y luego las de no menos de un millón de pobladores de países del Medio Oriente –hombres, mujeres, ancianos y niños, en asimétrica venganza contra el pretendido autor intelectual de aquella barbarie.

Aún si se aceptara que el ataque del 11 de septiembre hubiera sido obra de un fanático, es inaudito que la venganza contra un individuo lleve a la ocupación de dos naciones independientes que ni siquiera albergaban o eran patria de aquel malvado terrorista, a un costo de varios billones de dólares y miles de bajas propias. Mucho más sabiendo que la organización Al Qaeda tenía entonces solo 430 miembros y tal vez ninguno en Irak o Afganistán.

Es bochornoso que el abominable acto terrorista que justificara la guerra contra Osama Bin Laden haya demostrado ser una atroz creación, con objetivos de política exterior e interna más macabros aún que otros como la explosión del acorazado Maine en la bahía de La Habana; el ataque a Pearl Harbor y los incidentes del Golfo de Tonkín, que respectivamente sirvieron de justificaciones para las guerras contra España en 1898, Japón en 1941 y Vietnam en 1964, por solo citar las mentiras estadounidenses más famosas.

Mediante el control absoluto de la prensa corporativa, la cúpula estadounidense ejerce una dictadura mediática a la que se debe la ingenuidad con que la opinión pública acepta las versiones oficiales de acontecimientos tales como el magnicidio de John F. Kennedy. Es por ello previsible que, respecto a esta perversa actuación del imperio contra su propio pueblo y el mundo a lo largo de una década, la opinión publica estadounidense tarde en saber la verdad.

La serie de mentiras que dos sucesivas administraciones de Estados Unidos han utilizado para ganar el apoyo a las guerras y colocar a la ciudadanía de Estados Unidos al borde del fascismo, ofende la dignidad de los buenos estadounidenses que, además de lamentar sus soldados muertos y mutilados, soportan avergonzados la condena de todo el mundo por las masacres de civiles, niños y ancianos, y por los escándalos de torturas de prisioneros en que están comprometidas las fuerzas armadas de su país.

Más aún porque, a partir de los acontecimientos de septiembre 11 de 2001, se multiplicó en aquel país el número de personas que han visto cercenados sus derechos civiles y políticos por motivos de filiación política, color de la piel, procedencia social o su condición de inmigrante.

A 10 años de la tragedia de las torres gemelas del World Trade Center, muchas interrogantes que sugieren que la acción terrorista fue planeada, organizada y ejecutada con complicidad a nivel de la Casa Blanca, permanecen excluidas del contenido informativo de los medios de prensa corporativos que orientan la opinión pública estadounidense y, en buena medida, la mundial.

Siguen pendientes de aclaración “detalles” tan importantes como si los supuestos aviones atacantes no eran en verdad aviones-misiles con explosivos en las alas y en los tanques de gasolina dirigidos por control remoto mediante computadoras y actuando en combinación con sistemas de demolición controlada, dado que es sabido que el colapso de las torres gemelas fue el primer caso en toda la historia de un rascacielos de acero que cae derrumbado de esa forma a causa de un incendio; entre muchas otras interrogantes más.

Ahora se agregan las circunstancias del asesinato de Osama Bin Laden, (de quien incluso se cuestiona si en verdad alguna vez existió), pero para cualquier persona capaz de mantener un criterio propio, el enigma que ha quedado claramente resuelto es que los dramáticos sucesos del 11 de septiembre de 2011 en Nueva York y la guerra contra el terror con su secuela de muertes y sufrimientos son un espectacular montaje por el que alguna vez la Humanidad tendrá que pasar cuentas a sus promotores, ejecutores y cómplices.
Déficit de los EEUU: Culpa de Osama; asesino y buen negocio
Los terroristas están en Manhattan


Alainet...07/05/2011

Escuchen esto:

El 10% del total del déficit de los EEUU es consecuencia de la "guerra contra Al-Qaeda". Es decir que Osama es culpable del déficit. De los costos "indirectos" que debió incurrir el erario público de los EEUU, el más alto fue el de la guerra de Irak, incluida en el reporte presentado en las noticias económicas de la CBC (Canadá) esta noche como gastos de guerra contra el terrorismo al que "obligó" Osama a los EEUU. Es decir que en EEUU hay déficit por culpa de Osama. Esta será la "noticia" de los próximos días.

Una joya esta perla. Nadie se acuerda en estos momentos de euforia ante la venganza sangrienta en la que cayó Osama, que tanto le gusta al "pueblo Americano", de la masiva transferencia (ROBO) de recursos públicos para pagar el masivo enriquecimiento del sector financiero en Wall Street y cubrir la crisis de la codicia global sin límites que sí arruinó a millones, los dejó literalmente en la calle y en la miseria. El mayor acto de terrorismo de los EEUU, que seguramente mató de hambre, drogadicción, violencia social, enfermedades prevenibles a millones y la causa del déficit desproporcionado fue la mal llamada crisis de Wall Street, de la banca, todo el sector especulativo (mal llamado financiero), las hipotecas y los Hedge Funds al igual que todos los demás instrumentos financieros diseñados para despojar al pueblo de los EEUU. Estos terroristas siguen en el poder. Los efectos directos e indirectos de estos crímenes siguen sin investigarse. Si, en la misma lógica que llevó a la venganza y a lo que el Presidente Obama denomina con su pueblo "justicia" debe hacerse. Y si los causantes del sufrimiento son codiciosos insaciables y psicópatas sin límites, entonces, en coherencia, los SEALs, bajo ordenes del Gobierno de los EEUU, deben apuntar mejor y las fortalezas que deben ser atacadas con "decisiones audaces" están en Manhattan y en los centros corporativos y financieros del poder (y sus sillas giratorias en el Gobierno de EEUU, las instancias multilaterales, la OTAN, etc.) Pero es cierto que el gasto de esa guerra contra el terrorismo ha generado gran parte del déficit. De eso no hay duda. Excepto que también fue una transferencia masiva de recursos del sector público al privado. Los beneficiarios de la guerra fueron los mismos de la crisis de Wall Street y sus socios corporativos que se sientan en las mismas juntas directivas y siguen en los más altos cargos económicos y militares del Gobierno actual, porque el costo que pagaron por robar, fue que les transfirieran aún más dinero para que ganaran todavía más. La guerra activó una economía en crisis y les permitió subir artificialmente el precio del petróleo, lo que hace que, por dar un ejemplo entre muchos, Esso (Exxon) sea, una vez más, la segunda empresa (después de Wal-Mart) con mayores ingresos en los EEUU (30 Billones de dólares en el 2010). Además de los billonarios contratos de "reconstrucción" y otros rubros similares, que se sumaron a los de destrucción para justificar la reconstrucción. De modo que sí es cierto que la guerra contra Osama generó el déficit, claro, pero más preciso es decir que se generó Osama y la guerra en su contra para generar el déficit y transferir los recursos públicos de los EEUU a través de una deuda insostenible, al sector privado para el cual existe el gobierno de EEUU y, secundariamente, o mucho más abajo en la lista, la "sociedad civil", el pueblo de los EEUU cuya función (cumplida a la perfección) es tragar entero y aceptar su estupidez (cuidadosa y mediáticamente fabricada-a la vez que impecable negocio) sin precedentes como patriotismo orgulloso en defensa de un establecimiento que engendra odios y terroristas como Osama, manda a inmigrantes y pobres y negros a asesinar por todo el mundo (y a que los maten) en uniforme para que se enriquezcan más los que mandan y causan el terror, que los obliga a endeudarse con hipotecas, tarjetas de crédito y otras trampas, para despojarlos, a elegir Presidentes de la paz que se vuelven populares por hacer guerras y matar. Los mismos que les explican ahora que la guerra en la que los metieron a punta de sembrar terror y odio en el mundo y el terrorista que les sirvió de pretexto para robarlos y despojarlos y "activar la economía" en realidad fue la mayor y mejor inversión privada de fondos colectivos y públicos que se haya hecho en la historia (después de lo que generó la burbuja hipotecaria y la crisis de Wall Street, pero incluidos porque son los mismos) y que en realidad los beneficiarios están tan agradecidos con Osama, que lo quebraron antes de que las cuentas pudieran hacerse y para poder echarle la culpa (toda la culpa) del robo masivo por parte de terroristas económicos que desde EEUU, su Gobierno y Corporaciones, despojan, engañan y matan a su propio pueblo, para robar y matar a todos los pueblos del mundo. La máquina de encubrir es impresionante. Es la misma que masivamente imbeciliza (primer producto de la economía nacional de los EEUU for export, después de la guerra contra los pueblos), excluye, droga, arma, enferma y llena de patriotismo a la nación en decadencia más poderosa del planeta. Ah! un detalle. Ya se sabe que se dijeron cositas inexactas sobre la acción de los SEALs contra Osama. 1. Que los SEALs enfrentaron fuego desde la casa: falso, nadie disparó ni se defendió.

2. Que las mujeres fueron utilizadas como escudos humanos y por eso cayeron. Falso, las asesinaron, estaban indefensas y no escudaron a nadie (¿será esa la explicación del gesto de Hillary Clinton horrorizada?)

3. Que Osama estaba armado. Falso, lo podían haber llamado desde fuera a que se entregara. Todo esto lo presentan los noticieros de EEUU, como ABC News, etc.

Pero terminan la noticia con un comentario que calma todas las angustias: "pequeños e irrelevantes detalles. En acciones de este tipo es de esperar que haya versiones confusas que salen en el calor de los acontecimientos. La verdad, surge tarde o temprano. Lo más importante es un hecho: Osama, el terrorista, ha muerto, se ha hecho justicia". Qué hacía indefenso, en una mansión, a la vista de todo el planeta, el terrorista más buscado del mundo? Uno que es bruto se imagina que allí lo tenían los que lo mataron, confiado en que lo necesitaban vivo. Claro, hasta cuando lo necesitaran muerto, porque business is business. ¿Por qué ahora y no antes? Quién era y qué sabía Osama? ¿Por qué, si estaba perfectamente ubicado y desarmado, no lo capturaron y entraron arrasando? (se acuerda uno de Pablo Escobar o de Sadam). Bueno, no es tan difícil de entender y por eso nadie entiende y se remiten a las noticias. La nación con el mayor déficit de la historia, con una crisis insuperable, con un Presidente que no es nadie, con el mundo árabe de pie desde los pueblos contra sus socios en todos estos crímenes (los déspotas líderes árabes) con una economía en ruinas (pública), pero más productiva que nunca (corporativa y privada), con una guerra en Libia que se prolonga y es otro desastre que se suma a Afganistán y a Irak y requiere de más muertos y mayores transferencias al sector privado, necesitaba de un golpe de propaganda para fortalecer su carácter autoritario y avanzar un objetivo estratégico: la guerra total contra los pueblos (empezando por casa y avanzando hacia México) para superar su crisis, pero también, la guerra total contra los pueblos, para causar su crisis y su déficit (transferencia masiva de recursos públicos al sector privado transnacional). La guerra total contra los pueblos se ha lanzado y avanza globalmente con fines de superación de la crisis del capita y la culpa es de los pueblos si el resultado es su propia miseria, porque, para defenderlos de los terroristas tuvieron que gastarse la plata de los pueblos en el terror contra los pueblos.

La noticia de verdad hoy sería: gracias Osama por permitirnos con tus actos y nuestra propaganda, justificar el robo, la guerra, el terror, el déficit y la acumulación. Los pueblos árabes de pie han entendido que levantarse contra los regímenes que los someten y contra el imperio, es levantarse contra las dos caras de la misma moneda y evitarse la trampa de caer bajo el fundamentalismo de Osamas y Sadams que solo le sirven a Wall Street allá y acá para seguir despojando y acumulando. Osama, Sadam, Kadaffi, la dinastía Saudi y demás, le sirven a Wall Street. Lo mismo que cualquiera que se levante en los términos que le permitan al imperio en crisis, al capital transnacional, profundizar su déficit y culpar a las víctimas. Pero se levantan los pueblos por fuera de esta ecuación en Asia, en África, en América Latina y entonces, hay que eliminarlos. Hay que restringir la ecuación a un nosotros y un ellos sin pueblos. Terroristas y déspotas de un lado y del otro unidos en una guerra total contra los pueblos, para generar el déficit y la acumulación de un sistema-mundo que se hunde y mientras más se hunde, más acumulan quienes ganan con la destrucción. Esta guerra es contra los pueblos en las calles, en las plazas, en la soberanía de los territorios, en la soberanía subjetiva del territorio de los imaginarios y de las conciencias y simultáneamente contra déspotas de este y del otro lado, que se sirven mutuamente para que el déficit de unos sea la ganancia incontrolable de los que siguen mandando y extrayéndole riquezas a la vida para acumularlas en sus depósitos y fortalezas. Han fabricado su bando y el contrario. Los dos, en contra de la vida y de la libertad y gracias a nuestra ceguera educada.

Fuente:http://alainet.org/active/46357

viernes, 6 de mayo de 2011

EE.UU. residencia de narcos


La Jornada...06/05/2011

De acuerdo con la declaración formulada ayer en una audiencia legislativa en Washington por el comandante Gomecindo López, integrante de la Unidad de Operaciones Especiales de la policía de El Paso, diversos integrantes de cárteles de la droga tienen su residencia habitual en territorio estadunidense, realizan sus negocios en México y luego vuelven a cruzar. La información es consistente con un reciente informe del Departamento de Justicia del país vecino que advertía del riesgo de que narcos mexicanos establecieran su residencia en Estados Unidos para vivir en paz.

El dato es exasperante porque indica, más allá de toda duda razonable, que algunas autoridades policiales de la nación vecina cuentan con información sobre la delincuencia organizada, pero ello no necesariamente se traduce en capturas, lo que es indicativo de la doble cara estadunidense en la guerra contra las drogas impuesta por Washington en diversos países al sur de su frontera, como Colombia y México. Esa información fue la que permitió a las corporaciones policiales detener de manera fulminante, tras el asesinato de un oficial de aduanas de Estados Unidos en San Luis Potosí, el mes antepasado, a varias centenas de presuntos narcos que operaban en territorio de la superpotencia.

Esa tolerancia a la delincuencia organizada mexicana es una pieza más de una serie de indicadores que obligan a sospechar de la honestidad de las autoridades estadunidenses en su participación en el combate a los grupos dedicados al trasiego de drogas ilegales.

Otro elemento en este sentido es la indulgencia de que se benefició el Banco Wachovia una vez que se descubrió que esa empresa realizó, en cosa de dos años, operaciones irregulares por 374 mil millones de dólares que posiblemente constituyeron una colosal operación de lavado de dinero para los cárteles de la droga: a la postre, la institución bancaria hubo de pagar una multa por 160 millones de dólares, equivalente a sólo 2 por ciento de las utilidades que obtuvo con sus transferencias ilícitas.

A ello debe agregarse la participación de varias dependencias del gobierno de la nación vecina en el contrabando de armas de fuego de alto poder hacia territorio mexicano, en una operación denominada Rápido y furioso, que supuestamente tenía como objetivo rastrear ese trasiego letal.

Mientras los distintos niveles de gobierno de Estados Unidos colaboran con el narcotráfico o se hacen de la vista gorda ante sus actividades, y mantienen, así, la paz y la seguridad pública de aquel lado de la frontera, en nuestro país el combate a esa actividad delictiva se ha traducido en decenas de miles de muertes, en una descomposición sin precedentes de las instituciones, en la pérdida de control territorial de diversas regiones por parte del Estado, en la desintegración del tejido social en extensas zonas y en una desesperanza ciudadana cada vez más desoladora.

En esta circunstancia, hay sobrados elementos de juicio para replantear el sentido, el rumbo y los instrumentos de una estrategia de seguridad pública y nacional que ha apostado a la sumisión a Washington y a una colaboración más que dudosa: hasta ahora, el gobierno y la economía del país vecino no han recibido más que beneficios de esa estrategia –utilidades financieras astronómicas derivadas del lavado de dinero, un mercado floreciente para la industria armamentista y, por si fuera poco, una colaboración del gobierno mexicano que se parece mucho a la rendición de la soberanía nacional–. Nuestro país, en cambio, se ha visto sumido en una pesadilla de violencia, escenarios de guerra, degradación, destrucción y sufrimiento humano. Es tiempo de un viraje de fondo en la política contra las drogas, en la concepción de seguridad pública y de seguridad interior, y en los términos de la relación bilateral enttre México y Estados Unidos.

Fuente:http://www.jornada.unam.mx/2011/05/04/index.php?section=opinion

jueves, 5 de mayo de 2011

La muerte de Bin Laden
Mostradnos al tirador


Asia Times Online...05/05/2011

Mostradnos al héroe de los SEAL de la Armada que pegó los dos tiros a Osama Bin Laden –uno tras otro en la cabeza para asegurarse de que el objetivo del “encargo” estaba liquidado– después de un “tiroteo” con huellas virtualmente ausentes en esa escuálida “mansión” de Abbottabad.

Mostradnos al mayor héroe en la historia moderna de EE.UU., el hombre que mató al enemigo público número uno de EE.UU., el terrorista más malo de la historia del universo, el cerebro del ataque más espectacular de todos los tiempos contra EE.UU.

Haced que desfile por la Zona Cero y el centro de Manhattan, dadle una hilera de Corazones Púrpura y de colores arcoíris, convertidlo en socio de Goldman Sachs, colocadlo en Oprah, Rush y Anderson Cooper, nominadlo al Rock'n Roll Hall of Fame.

Si sois republicanos, que se presente como candidato a presidente, a diferencia de Donald “ese zorro en su cabeza” Trump o de Sarah “puedo ver Pakistán desde mi casa” Palin, podría efectivamente convertir al presidente Barack Obama en un daño colateral. O por lo menos coronadlo secretario de defensa –proveedor supremo de asesinatos selectivos como instrumento básico de la diplomacia internacional-.

¡Toma dos!

Rebobinad a la escena del drama de suspense en toda su gloria en alta definición -transmitida en vivo a la Sala de Crisis en Washington-.

El héroe, totalmente equipado, energético, está frente a frente al auténtico Osama Bin Laden desarmado, recién salido de la cama, atrapado en una habitación sombría. No hay escape; todo el complejo ha sido “asegurado”. Ahora sí –el momento con el que todo EE.UU. ha soñado desde el 11 de septiembre de 2001.

El ensayo tuvo lugar cientos de veces antes durante la eterna “guerra contra el terror”. El procedimiento era inmovilizar al sospechoso, colocarle una bolsa en la cabeza, transferirlo a un helicóptero (había tres afuera, uno ya se había estrellado), luego a una base militar, y entonces, vestido con mono naranja, directo a Gitmo (Guantánamo).

Ahora el héroe está frente al hombre que hizo que la propia “guerra contra el terror” llegara a existir. ¿Y qué hace? Ni un tiro en el brazo, pierna o rodilla. Ni siquiera una granada de aturdimiento lanzada despreocupadamente. Ninguna entrega extraordinaria, ¿para qué sirve en todo caso si no se aplica al enemigo público número uno?

El héroe pega dos tiros seguidos al fugitivo -nombre de código “Gerónimo” (un indígena que desafió al Imperio; y hablemos de volver a deshonrar a los estadounidenses nativos). Es la forma en que termina la mayor y más costosa cacería humana de todos los tiempos; no una prolongada explosión, sino dos balas de oro. El bueno liquida al malo. Harry el sucio liquida al criminal.

Por lo tanto nadie en el mundo llegará a saber cómo se convirtió “Gerónimo” en un agente de la Agencia Central de Inteligencia –y cómo la “amistad” se desarrolló durante los años ochenta- Cómo escapó de Tora Bora –o cómo dejó el Pentágono que escapara-. Cómo vivió en Pakistán todos estos años sin que lo molestaran. Por qué “nos odia”.

Y sobre todo cómo “fue el cerebro” del 11-S. Qué rama –o ramas, o individuos– de la red de los servicios de inteligencia de EE.UU. lo supo de antemano y permitió que ocurriera. Cómo un puñado de árabes con un cutter y pésimos conocimientos de pilotaje convirtieron jet en misiles y destruyeron las Torres Gemelas (y el edificio 7) y un pedazo del poderoso Pentágono.

¿Quién en el mundo se atrevería a no estar pegado durante meses al juicio más emocionante de todos los tiempos?

Hay motivos para creer que las entidades –el sistema– que organizaron el ataque no estarían muy contentas. Por lo tanto el veredicto es culpable, no acusado. Y se liquida con una bala en la cabeza. Nunca ha sido tan fácil crear un yermo y llamarlo “justicia”.

En cuanto al resto de nosotros, pasaremos el resto de nuestras vidas a oscuras.

Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en:pepeasia@yahoo.com.

Copyright 2011 Pepe Escobar

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Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/ME05Ak02.html